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Entrevista Consuelo Méndez + Hernán Alvarado, por Alberto Asprino

Entrevista Consuelo Méndez + Hernán Alvarado, por Alberto Asprino

A propósito del exposición HERMANOS DEL AGUA

Todo evento expositivo de una manera u otra, está orientado hacia un interés puntual, ya  sea desde la visión curatorial, institucional o personal. Unir dos artistas  que además de explorar medios comunes son hermanos, no deja de ser peculiar y por demás interesante.

Hernán Alvarado

Consuelo Méndez

 

A.A.: Consuelo y Hernán, en esta idea de trabajar juntos, encontraron alguna traba considerando que por primera vez se confrontan desde la obra plástica?

C.M.: Mi única traba puede haber sido la incertidumbre de no saber cuando detener el fluído de obras que estaban saliendo. Y esa no es una traba, en realidad, es un estímulo. Me gusta no saber hacia donde voy. He logrado ese estado en mis procesos creativos: estar abierta, dejar fluir, respetar la incertidumbre, dar vuelta a los miedos y las inseguridades. Soy una especie de acróbata plástico en movimiento y huyo como las bestias cuando me tranco en una imagen. La dejo, me distancio, hago otras, cambio de soporte, salgo a caminar, dibujo y escribo en mi cuaderno, toda una estrategia para dejar que el tiempo haga de las suyas. Es una alegría enorme poder compartir el espacio expositivo con Hernán, mi hermano maracucho. Estoy agradecida con la oportunidad de percibir esta nueva conversación, que nunca se dio a estos niveles: escucharla, verla en el espacio, sentir sus silencios, descubrir la reacción de la gente que va mirar, dejarla ser.

H.A.: Una invitación de parte de Uds: JF, Alberto y Consuelo, no podía sino despertar entusiasmo en mí,  las premisas nunca fueron definidas, lo cual me interesó más aún, hay cosas que circulan de aquí para allá y al reverso. La idea del diálogo, de pulirlo y de llevarlo a los muros me atrajo mucho. Tengo a JF y a Alberto que siempre han estado interesados en mi trabajo, en contacto conmigo, me visitan, discutimos, me informan sobre Caracas; yo tengo una particular visión del arte venezolano y una particularísima idea de la escena artística, de la educación, del mercado, de la política cultural. No desperdicio  oportunidades para exponer. Consuelo me da su color y su dibujo espontáneo, constancia en la escritura de sus diarios y su entrega a la pedagogía. Un diálogo forzado es una aberración, el diálogo lo proponemos nosotros cuatro y se enriquecerá en el encuentro con el público.

No me atrevo para no ser injusto, a valorar lo que nos une y sobretodo todo lo que nos separa. Prefiero situarme en el punto cómodo donde lo que nos inspira no hace agua, esa región tan transparente que nos permite retroceder, recoger fuerzas y traducir las cosas en el espacio.

Creo que lo que nos une son los poetas que leemos y comentamos. Leer poesía para mi es como estar escribiéndola yo mismo: ¨Silban las palabras tiritando en mi boca¨. El poeta resuena en nuestras cabezas, hace revivir como la música sus versos en la bóveda vacía

A.A.: En el acercamiento preliminar, el trabajo de cada quien se fue observando individualmente, explorándose tanto desde el crear como desde el sentir. Hecho que más bien de establecer puentes en la propuesta de Cantón, originó interrogantes. ¿Cómo se sintieron, una vez comprometidos con el trabajo compartido curatorialmente y desde el instante que la obra  de cada uno empieza a enfrentarse a la mirada del otro, ese consanguíneo interlocutor que como cómplice buscaba encuentro?

C.M.: Me sentí retada ante la posibilidad de mostrar mi trabajo junto al de Hernán. Este fue mi punto de partida. Al preparar soportes de mayor formato con la fórmula que Hernán me enseñó, el trabajo real para esta muestra arrancó. Me dí cuenta que desde los dibujos progresaría naturalmente a la pintura e inevitablemente al color. Creo que es en este territorio que la aparición de ese consanguíneo interlocutor hace presencia. A decir verdad, siento armonía entre ambas obras. Hay puntos de encuentro en nuestras expresiones y a la vez fuerza individual en cada una. Aunque nuestras vivencias hayan sido en lugares distintos y hayamos crecido separados, hay muchos elementos que nos acercan y nos unen. Somos hermanos del agua, del mar, de la naturaleza, del color, de las tintas, de la poesía, el papel y los cuadernos, el espacio y otros mundos que aún quedan por relacionarse. El compromiso con la exposición proviene de nuestra férrea disciplina, fundamentada en la formación teórico-práctica de años de investigación y experimentación, en tener una percepción lúdica ante la vida y la creación. Esa idea arte = vida = vida = arte resuena entre nosotros.

H.A.: Con Consuelo he pasado momentos de gran intensidad fraterna. En fin, nuestras hijas y mi esposa formamos un circuito bastante activo, bueno para la creación sin mezquindad. Con mucho afecto, el don se realiza entre nosotros con naturalidad.

A.A.: Ambos se han paseado por diversos medios, siendo lo gráfico un valor determinante en vuestro proceso de evolución e investigación plástica. La docencia, fue un canal significativo en la exploración permanente del conocimiento, el que se lleva  como bagaje, el que se comparte como experiencia académica. ¿Dónde converge todo ese aprendizaje a la hora de enfrentarse a la obra plástica?, ¿a dónde desembocan sus discursos?.

C.M.: Lo gráfico no es la gráfica, lo técnico, necesariamente. Lo gráfico es una manera de mirar el mundo, de atajarlo, de percibirlo, de desestructurarlo y volverlo a componer para expresarme. Soy dibujante por naturaleza, rayo, mancho, quiebro, miro a zarpazos. Creo que esto se capta en mis fotografías, performances o acciones plásticas, en mi pintura,  cuadernos y dibujos.

La docencia marcó mi experiencia profesional desde joven. Fue a mitad de carrera que me congracié con la pedagogía, al comprender que lo hacía porque me apasionaba la relación con otros y era efectiva para facilitar los procesos de creación, desarrollo y crecimiento personal a través del arte. Hernán y yo venimos de un linaje de educadores y maestros, esto nos une y nos forma como seres humanos y creadores.

Hace años permití que entraran a mi obra los experimentos visuales y plásticos que  practiqué en mis anteriores talleres y, toda la expresión cambió. El fondo hizo presencia y las formas rígidas se abrieron, se suavizaron y movieron. Mi cuerpo entró a escena, hizo presencia: cuerpo expresivo, cuerpo de y en la obra, cuerpo objeto, cuerpo en el tiempo y el espacio.

H.A.: Este es un asunto complejo, yo no sé donde comienza mi investigación para la docencia o mi propio trabajo. Creo que son acciones paralelas. Cuando pienso en algo no digo esto va para allá o para acá, o para los muros, aparece y hace su vida. Sucede que los primeros que conocen esto son los estudiantes. Yo estoy formado bajo la disciplina del ¨seminario¨: un tronco común y ramificación de afluentes y la alimentación de ese tronco  por la experiencia de los otros. Creo que es un buen principio para pensar y actuar sistemáticamente y así ganamos todos.

Cuando encuentras artistas con pensamientos similares sobre la pedagogía, es una bendición. En Consuelo he encontrado una persona inspiradora.

A.A.: ¿En qué se diferencia el discurso plástico entre ambos?

C.M.: Lo que se perciba en el espacio creado va establecer la diferencia entre las obras. Marcar la diferencia y establecer diálogo entre ambas es el reto de  JF y tú, Alberto, museografía y curaduría. Deseo que los que entren en el  espacio Templarios vivan una experiencia sensible con la profundidad e intensidad que nosotros hemos vivido al crear las obras.

Hernán y yo nos formamos por separado pero trabajamos elementos y medios que nos acercan. Tenemos miradas amigas y cómplices, intereses cercanos, sin embargo, somos individualidades cada uno en su energía, tiempo, concepción de vida y creación. Creo que Hernán se muestra más juguetón y atrevido, a través de sus objetos, igualmente, creo que  mis estructuras visuales tienen ligereza y aire expresivo.

H.A.: Son distintos y en la última orientación por donde va lo mío es más evidente, por supuesto que hay más de un punto donde se tocan.  Estimo que mi acercamiento a los objetos tiene un eco Pop lejano y que deliberadamente traigo a protagonizar ahora. El paisaje tiene el mismo abordaje, herencia de los dibujantes chinos: se observa, se retiene en la memoria y ¡zas! se dibuja en cuadernos, acompaña a la literatura, la poesía, la caligrafía, en fin,  lo que se ha llamado ¨las tres perfecciones¨.

La gráfica es otra cosa. Y yo acudo en estos momentos al medio digital, la máquina promete todo hasta el paraíso. Si no eres un verdadero artista gráfico, el resultado es  simple reproducción, una fotocopia, el artista gráfico con todos sus recursos alimenta a la máquina y su cerebro y potencia sus posibilidades.

A la reproducción mesiánica y mecánica hay que cortocircuitarla, Consuelo utiliza la fotografía extensamente, yo veo mucha fotografía pero no requiero de su facultad.

A.A.: Mirar al otro como valor de acercamiento humano no es  precisamente común en el contexto creativo. ¿Cómo se miran ambos?, ¿Prevalece la hermandad?.

C.M.: Haber conocido a Hernán como hermano mayor en mi vida (1985), ha sido un  evento precioso y sorpresivo de mi existencia. Desde ese instante mi vida sufre un cambio maravilloso en su dimensión afectiva porque encuentro un ser que no sabía que existía y pertenece al mismo mundo creativo, lleno de amigos, experiencias e intereses en común. Descubrirlo creador, maestro, artista visual, gráfico, papelero, librero y poeta abrió muchos canales de conexiones entre los dos. Este regalo en mi vida es una manifestación del mundo ancestral de mi papá nacido en Maracaibo, como él de Hernán nacido en Isla de Toas, en pleno Lago de Maracaibo. La hermandad prevalece y se ha ido consolidando en el tiempo. Ahora el destino hace de las suyas y nos une por primera vez para mostrar lo que hacemos.

H.A.: Consuelo y yo, tenemos rasgos comunes que van más allá de lo consanguíneo, somos artistas gráficos, somos dibujantes, nos interesa el libro como estructura, la enseñanza, y sobretodo nos queremos como amigos y como hermanos.

A.A.: ¿Qué se descubre en esta experiencia expositiva?

C.M.: El arte habla del alma del ser humano, de su mirada, su forma de estar en el mundo. Yo descubro que esta experiencia expositiva habla de mis silencios, de cómo mi cuerpo hace presencia dejando sus huellas a través de formas, texturas, manchas, rayas y colores.

El texto de la muestra aparece tejido y sentido. Somos dos: un hombre y una mujer, hermanos. Estas imágenes hilvanadas en la soledad de nuestros talleres ahora conversan entre sí y proponen ser escuchadas, percibidas, quedan abiertas para los demás.

H.A.: Traigo para ustedes, cuatro ejes de mi actual preocupación: a los Plomos que contienen los comprimidos en homenaje a Dario Lancini. El Paisaje, con su línea de flotación, aviones, peces y submarinos con sus citas muy puntuales a Obregón, Kcho y al arte popular mejicano, y la obra gráfica digital ¨contra la reproducción mecánica¨. La ¨escritura envuelve todo, va y viene tejiendo su red, esto lo puedo decir ahora en reflexión tardía, vino a mí como en el poema de Montejo, entró sin tocar la puerta… Tengo curiosidad por ver la reacción del público.

A.A.: En esta aproximación indagatoria, es pertinente buscar  pistas en este ensamblaje plástico que J F Cantón ha generado en  calidad de promotor y responsable de la iniciativa.

Lo personal, en el acto creador por lo general, siempre está detrás de bastidores, asolapado y resguardado. ¿Cómo concebiste la idea de buscar este acercamiento entre Consuelo Méndez y Hernán Alvarado?, ¿por qué sacarlos al ruedo en esta suerte de dupla artística?.

J.F. Cantón: En principio diré que soy un individuo que cree en los proyectos colectivos, creo en la labor conjunta y  el empeño sostenido. Desde este planteamiento ambos creadores son afines, dos caminos que se andan en paralelo y ofrecen  rasgos en común. Por decir, la docencia, el medio gráfico, la creación grupal, son actividades que en buena parte han desarrollado nuestros dos invitados.

Al curso de la jornada, el acercamiento es parte del proceso que se inició en noviembre de 2010. Los tiempos creativos de Consuelo y Hernán son individuales, es cierto, no obstante, pensamiento y músculo se unirán al tiempo, el “cuerpo” del trabajo cederá y abrirá otras perspectivas, la idea de concebir este acercamiento a dúo mostrará su mejor presentación. Allí estarán, la obra, el público y el contexto, entidades que sumadas dan un resultado colectivo.

Me motivaron Consuelo y su vocación inagotable, el color perpetuo, el credo a la pintura,  Hernán y su discurso plástico de maravilloso rigor intelectual, verbo y admiración. Me sedujo la idea y me apoyaron los amigos. Hoy juntos, escribimos la historia.

Sacarlos al ruedo en esta suerte de dupla artística, me parece estupendo, podremos decir que fue “obra del destino”.  Un día conversábamos en casa de Consuelo y manifesté la inquietud de una propuesta: “una exposición conjunta”. La revisamos, la consultamos y se convirtió en compromiso. Honor para Templarios galería- taller, esos regalos que te da la vida.

El compromiso y el placer es vincular dos obras de distinto tenor, hacerlas referencia plástica del mismo proyecto, encuentro de aptitudes y modos de pensar, diálogo entre  pensamiento y creación, entre hermanos, formas y soportes, entre objetos y colores. Singular reto para el ejercicio museográfico, para la curaduría, para el aprendizaje.

Da gusto tener al unísono la obra de Consuelo y Hernán. Es significativo exponer resultados del quehacer plástico de dos figuras nacionales, maestros de aulas que forman generaciones de artistas plásticos, representantes en disímiles  tendencias, investigadores de la plástica nacional. Amigos del cotidiano vivir del arte, bienvenidos a este templo de culto, donde oración y contemplación surgen del gesto y la expresión.

Una sutil línea de borde pespuntea el trabajo de Consuelo Méndez y Hernán Alvarado, quizás porque en el fondo su ideario de vida ha permitido reencontrarse desde el arte como valor existencial. Seguro que cada uno, justamente, ha sabido resguardarse en el otro,  por lo que su cuerpo de obra se hace hoy uno, y muchos.

Alberto Asprino

Caracas, Octubre, 2011

Galería Templarios

 

 

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