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Research

La fotografía: invisible a los ojos

‘Sea lo que sea lo que ella ofrezca a la vista y sea cual sea la manera empleada, una foto es siempre invisible: no es a ella a quien vemos.’  Roland Barthes, La cámara lúcida.

Cuando se habla de fotografía ya es casi un cliché citar a La cámara lúcida, pero la actual muestra Mujeres latinoamericanas. Fotografías de Olga Morales en la Sala RG del Celarg lo justifica. Varios son los problemas con esta exposición y éstos conciernen la encrucijada entre lo político y lo estético donde lo que se denomina “un grupo significativo de imágenes” está sometido a un proceso de significación cuestionable.

En primer lugar, la muestra se auto-define como una tipología de la Mujer Latinoamericana, pero este concepto en sí trae problemas. En la historia de la fotografía la tipología nos remite a un proceso de significación que tiene sus orígenes en los archivos criminológicos-frenológicos destinados al ejercicio de un poder disciplinario sobre el ciudadano, a limitar las categorías que se usan para descifrar la realidad a partir de una imagen. Se vincula con cierta antropología colonial que busca justificar discursos grandilocuentes dejando de lado la pluralidad y el mutuo respeto para las diversas ideas que pueda tener la humanidad. En el caso de esta exposición la curadoría pretende englobar una categoría demográfica extremadamente heterogénea como es la mujer latinoamericana (o la asiática, o la francesa, o la varguense, o la zuliana…) en una serie de imágenes que son, mayoritariamente, de registro de una militancia política vinculada con movimientos de la izquierda latinoamericana. Es innegable que ésta será una de las actividades que desarrolla la mujer latinoamericana, pero no la define como un todo.
Para volver a Barthes, en esta exposición la fotografía es invisible. El texto que acompaña la muestra lo confirma.

Al interpelar estas fotografías nos preguntamos por la selección temática de los registros políticos: las mujeres latinoamericanas visualmente localizadas en el marco de la activación de nuevas formas regionales asociables a la condición categórica global que Jean Baudrillard llama la “era de la transpolítica.”

Es decir: la calidad fotográfica no es la parte significativa de la exposición, no es lo que importa. Si aceptamos esta postura de la invisibilidad de la fotografía y el predomino total del referente, ¿cómo se justifica la inclusión de imágenes que omiten, por tropiezos de composición, el mensaje principal de la acción de la fotografía? No vale ninguna justificación teorizante de la democrática inclusión del espectador como ser necesario para completar la foto con su mirada . Lo que no está no está, y para eso no hay excusa.


El texto de sala dice que estas fotografías representan a “una mirada instantánea, vinculable al fotorreporterismo y el fotoperiodismo” pero deja de lado una incómoda verdad: no son buenas. Las imágenes son calificadas de manera inadecuada como un ejemplo del concepto de Cartier-Bresson del momento preciso que, según ese fotógrafo ‘involucra una operación conjunta del cerebro, del ojo y del corazón.’ (El instante decisivo, 1952) El ojo de un fotoreportero o fotoperiodista no excluye contenido imprescindible. Y ya está.
Aparte de una ausencia de crítica de la fotografía en sí en esta exposición, lo que queda es otro hecho preocupante: el predominio del cerebro, ojo y corazón del crítico. Como institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura el Celarg debe seguir las directrices de la misión Corazón Adentro – de llevar el arte al pueblo, de hacerla accesible. El texto de sala es el documento pedagógico más importante que acompaña a la muestra, cuya función es, como buena crítica, explicar de manera sencilla qué hacen las imágenes, cómo lo hacen y qué tiene que ver esto con lo que pasa fuera de la sala. Sin embargo, uno se enfrenta con esto:

“Esta categoría se entiende como ampliación contemporánea de la noción positivista y socialdemócrata, finalmente burguesa, de la realpolitik (o Política Real), acuñada durante el siglo XX por una suerte de pacto global —nuclear— entre el imperialismo burgués occidental (y su logos del materialismo económico individualista) y la hegemonía soviética y china de los países no alineados (y su logos del materialismo histórico colectivista), o guerra fría. La noción transpolítica es históricamente posterior a esta condición de tensa bipolaridad geopolítica de la “aldea global” —fin de la política “real”, comienzo de la política del terror— que involucra a la crisis de la modernidad en artes y letras, y que recientemente se ha observado en la crisis del capitalismo bursátil, avanzado o postfordista, paralelo al auge nunca antes conocido en la historia del planeta de las tecnologías transparentes de la información, de las industrias culturales y del entretenimiento ideológico.”

La responsabilidad del crítico que escribe a un público diverso es hablarle en un lenguaje accesible con una sencillez que invita a la meditación. ¿Cuánta gente que visita la muestra tendrá un manejo fluído de la transpolítica? ¿Cuántos podrán salir de las laberínticas cláusulas para encontrar el sentido? ¿Por qué tener que luchar con el texto?
Es más, este sentido que se desarrolla se tropieza otra vez con la fotografía en sí cuando se trata de las sentimentales imágenes sueltas de “los(as) niños(as) de Chichiriviche, la niña warao tejedora de cestas, la mujer peruana vendedora de ajos” que no encajan en la lectura prescriptiva del texto crítico. ¿Por qué decir, como dice el texto, que las fotografías “rompen” con su lectura política? Si la lectura crítica antecede a las imágenes entonces las imágenes sólo sirven para ilustrar una idea planteada desde un texto (desde el crítico). ¿Qué lugar le queda a la fotografía entonces?


El resultado, o la causa, de esto es una cuestionable curadoría que por un lado se fía de una tipología grandilocuente y por otro trata de justificar la inclusión de imágenes sueltas de mujeres por ahí. Mujeres latinoamericanas es una curadoría que solamente es capaz de afirmar que “todas las mujeres latinoamericanas son militantes políticas de izquierda,” o/y que “bueno, también hay mujeres que hacen varias otras cositas por ahí.” Y ya.

Discussion

11 comments for “La fotografía: invisible a los ojos”

  1. De acuerdo. Es dolorosamente común que suceda esto con muchas muestras, exposiciones y eventos culturales concebidos y presentados por instituciones culturales del Estado. Hay apuro, descuido, mediocridad y dispersión, además de muchos prejuicios y arbitrariedades. Claro, hay excepciones, y no pocas.

    Qué bueno tu blog.

    Saludos.

    Posted by Ernesto Moya | December 30, 2008, 3:27 pm
  2. La exposición de fotografías de Miguel García Moya, “Warao y el último viaje sobre un árbol”, que está junto a “Mujeres Latinoamericanas: fotografías de Olga Morales” en la Sala RG del Celarg, es mucho más sustancial, coherente, lograda.

    Posted by Ernesto Moya | December 30, 2008, 3:33 pm
  3. En tiempos donde la imágen soporta su propio discurso,en tiempos en los que se corrobora la importancia de dejar hablar a la imágen por si sola, para que su interpelación verbal no interfiera con nuestra acción de ver( muy distante a la de mirar)la visualidad oficial ofrece un menu reorientado en un sentido que se supone correcto,muy acorde a la necesidad de crear ojos entrenados en una inducción suguerida,que omite la pluralidad de la diversidad de las nuevas ciudades glocales,degradando el hecho fotográfico a un festín fatuo, invocado para dar placer a burócratas empeñados en construir una parcialidad que prefigura solo una parte de la historia, unos usos políticos e ideológicos que consolidan los proyectos que configuran la inocultable presencia
    de una mastodonica cultural en estos tiempos de subidas y curvas peligrosas

    Posted by Richard Alvarado | December 31, 2008, 12:44 am
  4. Es difícil, al menos para mi, hacer una crítica sobre algo que carece de base de sustentación estética. Las fotos son muy malas, tanto en la toma como en la copia. Lo tendencioso de la curaduría podría asumirse como contexto, pero la carencia técnica ofrece obstáculos insuperables.

    Posted by Jose Ramirez | December 31, 2008, 2:36 pm
  5. Cuando el arte se utiliza con fines políticos deja de ser arte y se convierte en propaganda. Así ha sucedido siempre. Con la fotografía, la escultura, la música, etc. Soy más partidario del art for art’s sake. Quizá es imposible no opinar a la hora de crear una pieza de arte, o a la hora de curar. Lo cierto es que lo que hace una importante y universal a una obra de arte es exactamente eso, su universalidad, su capacidad de hablarnos de cosas que todos reconozcamos.

    Posted by Mauricio López | December 31, 2008, 3:56 pm
  6. Estimada Lisa
    Como responsable de la programación expositiva del Celarg me gustaría proponerte a que estimules un debate público sobre tus diferencias expresadas en este texto que encontré referido en otro lugar: http://www.debatecultural.net/Observatorio2/YolimarCorrea2.htm
    Saludos
    Carmen Hernández

    Posted by Carmen Hernández | March 9, 2009, 12:20 pm
  7. Estimada Carmen,
    Gracias por dirigirme al artículo en su página Debate Cultural.
    Qué bueno que participes aquí – estaré revisando el texto de la señorita Correa.
    Cordiales saludos.
    Lisa

    Posted by lisa | March 9, 2009, 12:46 pm
  8. Los comparto un artículo escrito por Yolimar Correa en respuesta en mi post original. Lo pueden consultar también a través de la página citada arriba por Carmen Hernández. Saludos. LB

    Yolimar Correa

    Estudiante universitaria

    yolimarcorrea@gmail.com

    Los rasgos colonialistas en la joven crítica de arte en Venezuela

    8 de marzo de 2009

    Recientemente la señorita Lisa Blackmore (estudiante inglesa radicada en Caracas) elaboró en su blog (http://lisablackmore.net/?p=679) una crítica, a partir de un reduccionismo político, sobre la exposición “Mujeres latinoamericanas” de la fotógrafa argentina Olga Morales, presentada en diciembre de 2008 en la Sala RG del Celarg (http://av.celarg.org.ve/OlgaMorales3/PortalOlgaMorales.htm).

    Sin haberse informado sobre la posible curaduría de la muestra, Lisa Blackmore se enfocó en el texto de presentación, a cargo de José Leonardo Guaglianone (personal del área de Artes Visuales de la institución) para descalificar las imágenes así como el propio texto, por meros prejuicios políticos.

    Lisa Blackmore comienza su crítica señalando que “la muestra se auto-define como una tipología de la Mujer Latinoamericana” (en adelante las comillas citan las palabras textuales de Blackmore). Primer error, toda exposición es una mirada sobre la realidad (materialidad y simbólica) y por ello, no puede atribuírsele la condición de “autodefinición”, menos como tipología, si además este término no fue empleado de manera explícita como mecanismo descriptivo en ningún lugar.

    La autora del texto cuestiona entonces que la muestra intenta encerrar tipológicamente las imágenes seleccionadas como la condición femenina latinoamericana (el rol de las mujeres en la región) cuando el título asume la caracterización en plural: mujeres, que simplemente fueron registradas por la fotógrafa como un segmento de una realidad más amplia y compleja (hay entonces carencia del análisis del discurso…).

    Pero, ¿por qué este texto de Lisa Blackmore comienza así, aludiendo a la historia de la tipología fotográfica, con sus rasgos discriminatorios en el campo de la criminología? En primer lugar porque la señorita Blackmore quiere atribuirle a la fotografía política el deseo de estereotipar a los sujetos, como si respondiese a un programa ideológico que intenta “justificar discursos grandilocuentes” para así arremeter contra “la pluralidad y el mutuo respeto para las diversas ideas que pueda tener la humanidad”. Aquí la señorita Blackmore confunde el tocino con la velocidad porque la tipología etnográfica en la tradición de Lombroso no fue “grandilocuente”. Fue construida dentro de la disciplina médica y extendida hacia otros campos del saber científico con objetivos muy precisos de someter a ciertos grupos sociales (como los criminales, luego los locos, para continuar con las mujeres, los indígenas, etc.). Por otra parte, también quisiera aclararle que la humanidad a la cual hace referencia es una entelequia que se ha convertido en una caricatura moderna para continuar ejerciendo dominaciones colonialistas y así diluir las diferencias.

    En resumen, a Blackmore le molesta que la muestra rescate el rol “activista” de algunas mujeres, de diferentes edades y lugares, aunque también se presentan otras actividades, como el puro goce (la niña nicaragüense o Nancy, amiga de la fotógrafa, disfrutando de un día de sol con un grupo de niños en Chichiriviche), que a ella le resultan “sentimentales imágenes sueltas” (entonces, ¿le molesta que se incluyan otras imágenes que no sean estrictamente políticas? ¿?).

    Luego Blackmore continúa cuestionando la falta de “esteticidad” de las fotografías porque dice que: “no son buenas”, emitiendo así un juicio de calidad formal muy apegado al sistema valorativo canónico, e incluso reclama que las imágenes no se ajustan al concepto de Cartier-Bresson interpretado por Guaglianone en su presentación. Es decir, nosotros los latinoamericanos debemos ser estrictos en el uso de los conceptos acuñados por teóricos europeos (tenemos que hacer bien la tarea…). Pero ese reclamo ¿no forma parte de la tipología que el colonialismo europeo ha hecho de nosotros, como la cultura de la copia…?

    Por ultimo, y lo más lamentable en este texto de la señorita Blackmore es el siguiente comentario descalificador (en donde ella aplica su propia tipología):

    “Como institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura el Celarg debe seguir las directrices de la misión Corazón Adentro – de llevar el arte al pueblo, de hacerla accesible”.

    Es decir, se asume que la exposición de fotografías de Olga Morales representa un mecanismo ideologizante (llevarle cultura al pueblo). Pero inmediatamente Blackmore se contradice diciendo que el texto de sala (que es el mismo texto de presentación elaborado por Guaglianone) no emplea “un lenguaje accesible”. Imaginamos entonces que ese pueblo que defiende Blackmore de la ideologización es a la vez poco instruido y no puede comprender el análisis allí planteado sobre la transpolítica.

    Como ejercicio crítico sobre fotografía latinoamericana, tal vez hubiese sido más feliz que la señorita Blackmore se hubiese enfocado en un análisis cultural (tal como describe en su blog) y no tan acotado en la visión modernista del arte, que le confiere a su perspectiva rasgos conservadores, reduccionistas y colonialistas.

    Posted by lisa | March 10, 2009, 1:33 pm
  9. ese texto de yolimar es el tipoco que ya estamos acostumbrados a ver en todos los medios “revolucionarios”, lleno de resentimiento y de ataques personales, mientras que vacío de verdaderos argumentos, la chica ni siqueira intenta defenreder la exposicion, sino desprestigiar con su ironía y fascismo a LB

    Posted by bumersindo | August 3, 2009, 7:38 pm
  10. vi la muestra, mas que todo a que vivo cerca, y estoy de acuerdo con la aprecion de la señora Blackmore. como no conozco mucho de fotografia, no puedo hablar sobre ls aspectos formales de la fotos, pero como artista plastico y teniendo un minimo de cerebro me di cuenta del mismo aspecto que ella, que todas las mujeres de latinoamerica son revolucionarias, el resto de las mujeres no cuentan. Ciertamente hay algunas fotos que no tienen el tema politico, pero yo mismo he lograado tomar fotos iguales.
    Los chavistas solo defiuenden su propia mediocridad, las muestras de pintura que ellos realizan es lo peor que alguien se puede imaginar, son simples mamarrachadas.
    Pero se defienden diciendo que ellos van a imponer una nueva estetica, no burguesa, en otras palabras, van a imponer (Imponer) la mamarrachada como discurso estetico.
    Avanzamos a paso de perdedores

    Posted by luis | September 14, 2009, 6:48 pm
  11. “La señorita Blackmore confunde el tocino con la velocidad”. Jo jo jo! No conocía esa frase, voy a usarla está buenísima.
    Tu artículo excelente. Un poco demasiado inteligente para mí, que soy medio bruto, pero está escrito con tan buena pluma que hasta yo puedo disfrutármelo.
    Besos y Feliz Año

    Posted by Jorge Sayegh | January 3, 2010, 9:41 pm

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