La estética peculiar de la cámara de juguete que escogió Peña (luego de desechar la captura digital de la misma fiesta popular) busca y logra una intimidad en la mirada. Esta intimidad es testimonio de una dinámica visual entre actores en la escena: el fotógrafo que se infiltra cómodamente entre de los “locos” disfrazados y el espectador que mira el resultado.
Publicamos aquí una breve nota y algo de información sobre la reciente publicación de una imagen estenopéica de un fotógrafo del Estado Falcon llamado Rómulo Peña. ¡Felicitaciones, Rómulo!