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Lorena González sobre el Salón Jóvenes con FIA

Pueden revisar el artículo original de Lorena González (y los comentarios añadidos por algunos lectores) siguiendo el link abajo.

En la vía… El Vía Crucis de la XII Edición del Salón Supercable Jóvenes con FIA

Publicado el 01 de Agosto, 2009 por Prodavinci

Por Lorena González

“(…) sabemos que los resultados corren siempre el riesgo de convertirse en un lastre y que lo esencial se halla en la encrucijada entre nuestro sentido personal de vacío, nuestra obstinación en aplacarlo, y los vientos. Todo esto no puede ser transmitido. Es la zona del silencio. Hablar es un deber. Justamente porque lo esencial permanece mudo.“ Eugenio Barba

Contradictorio, difícil, agudo, irónico, doliente… Tal vez estas palabras puedan definir rápidamente lo que la más reciente edición del Salón Jóvenes con FIA representa para nosotros. 21 artistas y un curador (Gerardo Zavarce) se desprendieron de prejuicios, de linealidades, de escrúpulos, de herencias, de antecedentes. Gústele a quien le guste, moléstese quien se moleste, todos se engranaron en la carrera hacia la desviación alterna de un mismo norte: establecer territorios críticos sobre las problemáticas sociales, económicas, políticas y culturales que azotan la realidad de nuestro país.

En las salas expositivas de la Fundación Corp Banca en donde se exhibe la muestra desde el domingo 19 de julio, se desplegaron formatos de todo tipo: fotografía, video, pintura, performance, instalación, ruinas, esculturas, collages y graffiti. En las entrecalles de este gesto convivieron creadores anónimos, jóvenes desconocidos, artistas olvidados, encaminadas promesas, exiliados agudos, personajes comprometidos y pasajeros indiferentes. Sin embargo, un hilo conductor engranó todo esta diversidad aparentemente irreconciliable: la posibilidad de confluir en la vía, título que el curador le dio al Salón y que se convirtió en el lugar de la calle, en la revelación del margen, en el sitio esquivo de lo irresoluto, de lo efímero, de lo transitorio, de lo no formal, de lo coincidente, de lo dispar, de lo impronunciable.

Como una sentencia oculta este “impronunciable” se va desprendiendo en cada propuesta, un espacio sin metáforas donde pueden convivir las ahogadas palabras del deforme himno nacional de la artista Consuelo Méndez, el abandono y la indiferencia de un Oasis en medio del deterioro de la artista Suwon Lee, las perturbadoras láminas de zinc que se alzan hasta el infinito en las arquitecturas rebatidas de Oscar Abraham, junto a la escalada del Everest que Julián Higuerey registra día a día en los metros que recorre el ascensor de su casa, las cagarrutas de paloma que asedian la estatua de un Bolívar venido a menos en la pintura del colombiano Carlos Castro, o los Azotes de Barrio con los que Jackson Gutiérrez está configurando un subversivo testimonio videográfico de la violencia en nuestro país.

Pero más allá de lo que cada una de estas piezas comporta como reflexión y respuesta, como acción y reacción frente al deterioro que nos rodea, el entramado de este Salón también nos remite a otro lugar: el lugar del arte. Tal vez, en el fondo, la propuesta En la vía no sea subversión sino reflejo, espejo directo de un país que se construye en la calle, de una historia que se desmorona en medio del silencio. Próximamente el MBA se convertirá en el Museo de Arte Popular, en tanto que el MAO está a punto de cerrarse. Si se pierden las colecciones, los lugares, las posibilidades… tal vez lo que nos quede sea la vía. La mayoría calla. Pocos hablan. Este salón, su curador y sus artistas ya hablaron. En la vía es en realidad el vía crucis de esta larga senda, tortuoso camino en el que casi todos se conforman con llevar “la procesión por dentro”.

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