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El Nacional: La incertidumbre se cierne sobre cuatro museos caraqueños

Fusiones, cierres y cambios de perfil se barajan en las oficinas del Ministerio de la Cultura

CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

En el MAO duermen y cocinan a diario 350 damnificados.

Se estudia unir el Museo Carlos Cruz-Diez con el de Arquitectura
Los museos Alejandro Otero, Arturo Michelena, Carlos Cruz-Diez y Jacobo Borges podrían dejar de existir este año, por lo menos con los nombres, obras, nóminas y perfiles que tienen actualmente. Cambios administrativos, cierres temporales, traslados de obras y de personal y fusiones institucionales propuestas por el Ministerio de la Cultura tejen un manto de incertidumbre sobre el destino de cuatro de los ocho centros expositivos que integran el circuito oficial de las artes visuales en Caracas.

El primer paso se dio en el Museo Jacobo Borges, que en agosto dejó de ser un ente adscrito a la Fundación Museos Nacionales para convertirse en un museo-escuela al servicio de la Universidad de las Artes. Su colección, integrada mayormente por obras de papel, fue trasladada a los depósitos de la Galería de Arte Nacional, con el pretexto de que estarían mejor resguardadas, indica Jorge Moreno, directivo del Sindicato de Trabajadores de los Museos.

La situación se agravó entre noviembre y diciembre, cuando la institución comenzó a ceder sus activos, entre ellos la flota de vehículos en los que se trasladaban las obras, y liquidó a 23 trabajadores, más de la mitad del personal de las áreas de Registro, Conservación y Administración. “Este museo está desmantelado. Quedamos 12 trabajadores. La mayor parte de los compañeros fueron trasladados al Museo de Bellas Artes. Hay 7 personas en Seguridad y 2 en Mantenimiento, y quedan el especialista en montaje, un investigador y una persona que se encarga de las tareas administrativas. Al director Miguel Issa no lo vimos más nunca. Todo se ha hecho a espaldas nuestras. Nadie nos ha explicado qué va a pasar con el museo”, asegura un empleado del Mujabo que pidió mantener su nombre en reserva, por temor a ser despedido.

Issa, que se desempeña como vicerrector de Unearte, explica vía telefónica que no está autorizado para dar declaraciones a la prensa. Sin embargo, uno de sus colaboradores más cercanos en el Museo Jacobo Borges —quien también pidió mantener su nombre en reserva— asegura que la institución no será desmantelada, sino que vive una etapa de transición. “El museo conservará su nombre. Unearte le inyectará dinero y trasladará su propia colección a los depósitos. Quienes nos quedamos creemos que la medida permitirá recuperar la programación. Además de exposiciones habrá foros y conciertos. El cambio administrativo le devolverá la autonomía a la institución. En el pasado los directores estaban de manos atadas porque todas las directrices venían ya dadas”.

En el Mujabo sólo quedan 12 trabajadores

“Nunca fue un museo”. La situación del Museo Alejandro Otero también es de pronóstico reservado. Sus 6 salas permanecen cerradas desde principios de diciembre, cuando fueron convertidas en refugio temporal de 350 damnificados por órdenes del ministro de la Cultura, Francisco Sesto. Aunque la colección permanece resguardada, comenzaron las renuncias y traslados de personal, señala Moreno, quien sostiene la teoría de que el museo será desmantelado lentamente, hasta lograr lo que no se pudo en 2008: su cierre. En esa ocasión, la Fundación Museos Nacionales intentó bajar la santamaría, pero los consejos comunales de La Rinconada lo impidieron.

La decisión de usar sus instalaciones como refugio ha sido ampliamente cuestionada. Sin embargo, Sesto desestimó esta semana las críticas de Miguel Miguel, ex curador del Museo Alejandro Otero, y de otras figuras del mundo del arte, diciendo que las insuficiencias en la colección y la inadecuada infraestructura entorpecen su funcionamiento como ente expositivo. “El MAO nunca alcanzó el estatus de museo, sino apenas el de galería de arte”, declaró al Correo del Orinoco.

Katherine Chacón, ex directora de la institución, lamenta que ese sea el concepto que se tiene del que a su juicio fue uno de los motores del arte contemporáneo en el pasado reciente. “Al MAO lo hicieron entrar en un limbo. A pesar de lo que se dice, era un museo con un público, un perfil y una colección definidos. No podemos caer en la manipulación de que si no estás de acuerdo con que ahora sea un albergue es porque eres un desalmado. Se tiene que dar una discusión seria de cuál debe ser el destino de la infraestructura cultural del país, si vale la pena rescatarla o si la vamos a dejar perder”.

El Michelena podría pasar a formar parte de la GAN

Barbas en remojo. En el Ministerio de la Cultura se estudia la posibilidad de fusionar el Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz-Diez con el naciente Museo Nacional de Arquitectura, y también se habla de incorporar un supuesto Centro Nacional del Diseño a sus instalaciones, dice un trabajador de la Fundación Museos Nacionales que pidió mantener su nombre en reserva. Otra institución que cambiará de perfil es el Museo Arturo Michelena. Se estudia la posibilidad de convertirla en una sala externa de la Galería de Arte Nacional. La razón, extraoficialmente, es que en la GAN se encuentran las obras más emblemáticas del pintor valenciano.

En los cuatro museos los trabajadores critican la falta de información oficial. La misma sensación tiene el crítico e investigador Gerardo Zavarce. “El sector oficial ha anunciado la necesidad de generar un nuevo perfil en los museos, pero no se dice en qué consiste. Me preocupa sobre todo el Museo Jacobo Borges, que de alguna manera nació como un museo experimental pensado para la comunidad, pero se transformó en otra cosa que no sabemos qué es”.

No pasó la prueba

La desarticulación de la Fundación Museos Nacionales es una de las posibilidades que se estudian en el Ministerio de la Cultura.

Desde mayo de 2010, cuando Francisco Sesto asumió interinamente la presidencia de la FMN y admitió que los espacios expositivos estaban en crisis por malos manejos, la institución que rige los destinos de 14 entes adscritos se ha convertido en un quebradero de cabeza para la cultura oficial.

“Se habla de eliminarla e intentar regresar al esquema anterior, cuando cada director de museo administraba su presupuesto y decidía la programación. También he escuchado que quieren fusionarla con el Instituto de las Artes de la Imagen y el Espacio”, dice un trabajador vinculado con la fundación.

La sede de la FMN fue mudada el año pasado al edificio del Iartes, y 25 de sus 90 trabajadores fueron trasladados a la nómina de esa dependencia.

La Fundación Museos Nacionales fue creada en 2005 para articular la labor de las dependencias museísticas y repensar el papel de los museos dentro del proceso político y social que vive el país. Sin embargo, el balance de su gestión es negativo. Fue a raíz de su creación que comenzaron los conflictos con los trabajadores por la puesta en marcha de un plan de igualación salarial y que se minimizó la programación expositiva, se dejaron de comprar obras y se abandonó la infraestructura de los museos.

Paradójicamente, su desmantelamiento podría generar más problemas laborales. “No nos queda claro si los trabajadores transferidos perderán beneficios, ni lo que ocurrirá con el resto del personal de la Fundación Museos Nacionales, porque todas las decisiones se toman a espaldas de los empleados y nadie da la cara”, señala Jorge Moreno, vocero de Sintramuseos.

En seis años, la FMN ha sido presidida por Teresa Zottola, Zuleiva Vivas, Vivian Rivas y el propio Francisco Sesto, ministro de la Cultura

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