“Ciudades de arriba” se coloca en un intersticio paradójico donde conviven la austeridad material y el sentido estético. El conjunto se organiza a partir de tres ejes de interés que reseñan visualmente los espacios exteriores (fachadas), el ámbito interno (dormitorios, cocinas, salas) y diversos detalles. En ellos la elocuencia gráfica se impone sobre los aspectos narrativos, caracterizándose por su neutralidad subjetiva y metódica ortogonalidad.