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Research

La Torre – texto para la instalación de Juan José Olavarría y Ángela Bonadies (ARCO Madrid)

Ángela Bonadies y Juan José Olavarría. De La Torre (por dentro), 2010

Ángela Bonadies y Juan José Olavarría. De La Torre (por dentro), 2010

Ángela Bonadies y Juan José Olavarría. De La Torre (por dentro), 2010

Ángela Bonadies y Juan José Olavarría. De La Torre (por dentro), 2010

La Torre por fuera. La Torre por dentro. Con esta oscilación los artistas Ángela Bonadies y Juan José Olavarría movilizan su exploración de un ícono arquitectónico del paisaje caraqueño. Durante meses los artistas han emprendido una investigación comprometida de la Torre de David, como es apodado este vertiginoso rascacielos a medio terminar. Construida durante el boom financiero de los años noventa, la torre fue abandonada cuando la compañía para la cual iba a servir de sede sucumbió a la bancarrota. Ahora yace como un ex abrupto más en el ya complejo y disparejo urbanismo de Caracas. Desde hace unos años se convirtió en un barrio vertical habitado por familias que invadieron el edificio con el fin de tomar el problema del déficit habitacional en sus propias manos. Arrastrando su historia, la torre se ha vuelto un territorio incongruente, un espacio fracturado cuya tensión radica en la apropiación de una estructura destinada a un fin específico, que terminó siendo usado para otro diametralmente opuesto. En este contexto, las obras de Bonadies y Olavarría, al igual que la torre en sí, se plantean conscientemente procesuales. Se trata de negociaciones en un territorio contestado que inician un juego doble: por un lado, los artistas abordan la iconografía de la torre por fuera, reproduciendo la arquitectura aspiracional que encarna el sueño moderno del progreso, y por otro, exploran los recorridos provisionales y las cartografías domésticas de los hogares que se han moldeado al diseño por dentro. De ahí que la torre es un injerto: un símbolo de la lógica bursátil que se vio mezclado con la precariedad vivencial.

Por fuera. Entre visiones sinópticas y totalizantes o fachadas perfectamente trazadas, Bonadies y Olavarría otorgan a la Torre de David un exacerbado estatus de ícono. Sin embargo, aquí esta iconicidad interpela la relación entre arquitectura y identidad nacional, descosiendo la noción que el espacio urbano pueda encarnar un progreso que es vuelto, literalmente, concreto. Son múltiples las técnicas que los artistas emplean para revelar las costuras de este discurso reificado del espacio. Las réplicas de la torre en forma de maqueta la recrean como un souvenir cursi, apelando a formas vicarias de apropiar el espacio y nociones reductivas de la identidad nacional, que son propias del turismo. De modo parecido, los fotomontajes someten la torre a una errancia absurda al implantarla en escenarios iconográficas que se yuxtaponen con su decadencia actual. El llamado de la publicidad de la torre creada por los artistas, y que invita al prospectivo habitante a que “ejercita, escala, sube”, ya no se refiere a los escalones sociales que ha de ascender, sino a la penuria diaria de subir los decenas de pisos de escaleras que los habitantes reales enfrentan en esta torre. De esta manera, y al igual que el espacio, la representación y la imagen sufren una fractura. En los dibujos realizados sobre tela, esta fractura es llevada a su máximo grado de ironía porque las perspectivas inusuales desde las cual se presenta la torre ya no remiten a los meticulosos estudios del dibujo arquitectónico, sino a visiones fabuladas que sugieren naves espaciales. En última instancia, esta subversión de lo iconográfico lleva a un desarraigo total de la torre, la cual es presentada como un símbolo cuya pureza termina de corromper su capacidad de connotación. La promesa de la arquitectura, el discurso desarrollista y la lógica del mercado quedan expuestas: no son más que proyectos fallidos.

Por dentro. Adentro, en cambio, todo es diferente. Como sugieren Bonadies y Olavarría, el espectáculo de la torre no corresponde a los habitantes, ni a la micro-historia o las cartografías humanas. El espectáculo pertenece al ámbito del poder, mientras que la vida pertenece (aunque frágilmente) a la gente. ‘La torre es un objeto, entre muchos, que representa la falta de sincronía entre los discursos y los hechos, es un espacio sintomático, no es un espectáculo. Las personas que viven ahí no son actores de una obra o un performance, están resolviendo un tema vital’, apuntan los artistas. Como es de suponer, este tema vital conlleva su propio sistema, hecho visible en las fotografías que vuelven la torre dentro-afuera, al exponer espacios y escenarios que trascienden su imponente fachada exterior. Los adornos de navidad, las decoraciones domésticas, la pintura a colores vivos comunican, indudablemente, que por dentro la torre es otra cosa. Los habitantes se apropian de su lógica estructural para trazar nuevas geografías humanas: en el piso 20 se vende pollo. En el 12 se cuidan niños. Sólo algunos ángulos estridentes del diseño interno delatan la locación. Del resto, la precariedad, las paredes remachadas, las puertas improvisadas: todas son estrategias propias de las viviendas informales que cubren los cerros de Caracas. Sin embargo, no se trata de una visión que romantiza la vida dentro de la torre. Junto con las fotografías intimistas, la instalación de la carpa es testimonio de la lucha para mantener el frágil equilibrio de la vida social dentro de la torre. Al llegar nuevas familias o familiares de personas que ya viven en la torre, deben pasar dos meses viviendo en una carpa ubicada en el lobby donde deben demostrar que pueden convivir con los demás, que no se meten en problemas, y que, en fin, se saben comportar.

Por dentro y por fuera, la torre envuelve contradicciones y fracasos. El logro de este proyecto en proceso es de extrapolar esta precaria situación para plantear inquietudes más amplias. En este sentido, las obras de Bonadies y Olavarría no solamente cuestionan lo que conllevó a la ruptura del proyecto modernizador y el sueño desarrollista connotados por la Torre de David, sino que a partir de su práctica artística plantean dudas sobre la vigencia de esos discursos y las medidas se están tomando hoy en día para ofrecer alternativas para el futuro del país.

Lisa Blackmore

Caracas, febrero 2010

Discussion

One comment for “La Torre – texto para la instalación de Juan José Olavarría y Ángela Bonadies (ARCO Madrid)”

  1. […] ARCOMadrid 2011. For more information on the projects, see: http://lisablackmore.net/?p=2732 and http://lisablackmore.net/?p=3095 The NYT video, which gives some interesting background to the history of the tower, can be seen by […]

    Posted by Lisa Blackmore | VIDEO: New York Times reports on the Tower of David | March 1, 2011, 1:55 pm

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